Gracia Barrios guarda la técnica que mejor maneja, el dibujo, para hacer emerger una vez más, entre la materia, al ser humano. La disposición del óleo gracias a la espátula, da la impresión de una pintura que está saturando el aglomerado que se utiliza como soporte. La cantidad de materia –pintura– tiene una exuberancia orgánica que pesa, que genera volúmenes no solo por la manera en que se esparce la pintura, sino también por la aplicación de un frottage que otorga a ciertas zonas una textura porosa. El juego de texturas, configuran retículas lisas y rugosas. Por ello, la referencia a lo orgánico es inmediata. Sobre esta, con una línea sutil donde la economía de medios es reflejada, es decir en una economía de trazo, representa un torso femenino, como la pervivencia del ser humano ante su contexto. “Puede estar atisbando en las formas nuevas que la seducen para encontrar su propia expresión, pero siempre es ella misma, ya se interne por el campo de lo figurativo, ya se evada al universo de la abstracción, dejando atrás la realidad circundante. Pero nunca olvida su seguridad en el manejo del color, que aprendió en sus años estudiantiles y la solidez del dibujo, que ha sido una de sus características más elogiadas” (Revista de Arte, 1957, p. 8).
Matías Allende, Catálogo Razonado MAC, 2017.