Esta muestra revisa un periodo de creación del artista que abarca más de 20 años de su trayectoria. De esta manera, establece una especie de mapa biográfico, donde ha instalado la idea de contracultura y resistencia ideológica en oposición a la idealización del modelo neoliberal.

Organizada desde la metáfora de la autobiografía, una finalidad importante del proyecto es relevar una memoria o archivo visual que ha optado por problematizar temas, imágenes, materialidades y contenidos políticos excluidos del arte chileno actual.

“Prefiero percibir el espacio que construye Bravo en sus instalaciones como una gigante tabla de picar en la cual se van juntando fragmentos de cada espacio y cuya argamasa tonifica el estado crítico del espacio instalativo, esto mismo pasa a ser una zona de indistinción entre varios planos, el jurídico, el filosófico, el social y el estético. Entonces, en los espacios de Bravo el valor estético juega, por un lado, un rol que le vincula con el arte y nos penetra en la línea de la dura visualidad. Mientras los environment, por otro lado, seducen neuronalmente e involucran un desarrollo sociohistórico, político y jurídico con el que el artista nos quiere pasar la factura ético-histórica a cada uno de sus asistentes”, destaca Hernán Pacurucu, curador de la muestra.

Todos los trabajos revisitados están asociados directamente a espacios y escenarios históricos específicos o epocales. En ellos se logra precisar operaciones visuales que consolidan una idea del arte y del hacer arte en una sociedad llena de contradicciones y contrasentidos políticos.

En Blanqueamiento Estadual, la producción de las obras, según el artista, se concibe como un proceso continuo sin conclusión, sin perduración y conservación, sino como objetos ideológicos que permiten vincularse a un “campo crítico y reflexivo, a-sistémico y sin intercambio de capital, un territorio de posibles.