El arte en nuestro tiempo, como en todas las épocas de desorden ideológico y espiritual, ha vuelto a la querella entre forma y contenido. Unos afirman “que lo importante no es lo que se dice en el arte, sino el modo de decir las cosas”
El arte en nuestro tiempo, como en todas las épocas de desorden ideológico y espiritual, ha vuelto a la querella entre forma y contenido. Unos afirman “que lo importante no es lo que se dice en el arte, sino el modo de decir las cosas”