Por su año y tema, la obra que guarda la Colección del MAC parece haber sido realizada por Bravo a los pocos meses de su llegada a España. Retrato de Doña Isabel de Borbón. Completamente difunta nos muestra a esta reina española de recordada belleza, primera esposa de Carlos IV, en una composición basada en el retrato de aparato que le hiciera Velázquez y del que hoy nos quedan varias versiones. La adaptación de Bravo es un dibujo en carboncillo y creta, los que domina con virtuosismo, en la que el retrato de esta antigua reina española aparece sobre un plinto sólido al que le falta una de sus esquinas.

Así, todo parece haberse convertido en una suerte de ruina llena de símbolos, con un aire místico o metafísico que podríamos relacionar con la pintura surrealista figurativa o con referentes del Siglo de Oro español.

La reina aparece en la misma pose que en el referido retrato de Velázquez, pero sus rasgos se han estilizado. Algunas de sus prendas se han sintetizado y otras exagerado, como sus hombreras, que han crecido como una suerte de membranas o alas; o su vestido, que es de una tela tan fina que de un lado se trasluce y del otro se ha roto, dejando ver el guardainfante o miriñaque. Su mano izquierda sostiene un abanico cerrado, al igual que en el modelo velazquiano, pero su mano derecha ya no se afirma en una silla, sino en una suerte de mesa de apoyo con tres patas zoomorfas que sostiene un cojín sobre el que se posa una calavera ataviada con la mitra y la estola de un obispo.

Este último detalle junto a otra calavera al otro lado de la reina, esta vez ataviada con una corona real, recuerda a los conocidos jeroglíficos de Juan de Valdés Leal y de paso inscribe esta obra en la tradición del vanitas, término latino que nombra una reflexión sobre la inminencia de la muerte, así como la vanidad y lo efímero de lo mundano (como la belleza, la riqueza, el poder); la íntima relación entre el vanitas y la naturaleza muerta en occidente podrían constituir un nexo temático entre los retratos, escenas y naturalezas muertas de Bravo. A su vez, la apropiación de la cita histórica y el erotismo frío que expele la reina recuerdan el decadentismo de ciertos pintores simbolistas de fines del siglo XIX.

Claudio Guerrero, Catálogo Razonado MAC, 2017.