Ixchel i

Ixchel i

Colvin intenciona los procedimientos de desbastes en Ixchel I en distintos grados, otorgándole superficies lisas y facciones definidas al rostro por medio del acabado pulcro, mientras que los cabellos se desenvuelven orgánicamente a partir del estado tosco y granuloso de la piedra. En su conjunto Ixchel I contiene un aspecto opaco, rígido y severo que se contrapone a las búsquedas por el movimiento y los gestos en sus primeros trabajos figurativos de cuerpos y retratos. El crítico Víctor Carvacho evaluó agudamente estos incipientes logros de su factura en comparación a referentes internacionales: Colvin “se mueve plenamente entre un figuritivismo realista de nobles perfiles, pero al margen de otras inquietudes que caracterizan a la escultura moderna. Lo suyo es muy avanzado, pero no sobrepasa el lirismo expresivo difuso, a la manera como lo encontramos en la escultura francesa cercana a 1900” (1983, p. 258). De manera categórica, Carvacho advertía las cualidades por las que Ixchel I y las esculturas de Colvin destacaban al mismo tiempo que admitía la carencia de un sello propio. Luego del período de preguntas, exploraciones y estudios en el extranjero, primero en París y luego en Londres con Henry Moore en 1951, Colvin será autoconsciente de que las raíces americanas de las culturas precolombinas, sus mitos y vestigios arquitectónicos serán la inspiración y base de las soluciones formales y constructivas de sus esculturas desde fines de los años 50 en adelante.

Aun así, en la primera fase figurativa, tanto en la obra Voces de América de 1946 como en Ixchel I se atisba un imaginario conectado con la identidad americana. Colvin se aproximará a estas fuentes a través del acceso de documentos sobre las culturas indoamericanas, las que posteriormente podrá conocer in situ, mediante la visita a sitios arqueológicos, sus entornos y el carácter de los mitos ancestrales. De hecho, en el mito maya la diosa lunar Ixchel, cuyo nombre significa “La de tez blanca”, se representa en los códices como una mujer joven, simbolizando “la gran madre tierra y la parte femenina de la creación”.

Soledad García, Catálogo Razonado MAC, 2017.

Silvia

Silvia

Marta Colvin realiza este busto retratando a su hija Sylvia May Colvin. Aprovechando la gracia de juventud de la muchacha logró realizar una pieza increíblemente bien ejecutada. A partir de la postura corporal que realiza la retratada, logró un alzamiento de características corporales específicas. Las manos y el cuello, aun cuando no lo extiende hasta la desproporción imposible del arte manierista, se presenta como algo exagerado. Pero lo anterior es producto de una composición, o mejor dicho, del diseño corporal. El pelo recogido y poco voluminoso de Silvia, además de lo estrecho de su espalda, y la estructura de su tronco en general, resaltan una composición del cuerpo de manera ascendente, viéndose alargados tanto el cuello como las manos, las cuales sostienen los brazos cruzados de la muchacha. En relación a la camiseta ceñida sobre el tronco del busto, Colvin aprovechó la fase de pulido de la pieza, para dejar partes de rugosidad relativas al estado con el que sale el bronce después del vaciado. Posiblemente pudo haber un trabajo de bruñido del bronce posterior, pero la irregularidad sobre la representación de la blusa no lo hace muy factible.

Respecto al tránsito de la obra en la Colección, podemos inferir que es una de las piezas de la Exposición Inaugural del MAC. Desde su participación en el 54º Salón Oficial, se transformó en una de las piezas que generalmente utilizó el Instituto de Extensión de Artes Plásticas para la difusión de las artes chilenas, en las exposiciones itinerantes por América Latina durante la década del 40.

Posteriormente, fue adquirida en 1955 por el director y fundador del MAC, Marco Bontá, lo cual confirmaría una necesidad de preservar esta pieza dentro del acervo de la Universidad de Chile. Silvia representa uno de los últimos momentos de la escultura figurativa para la autora, desde sus proyectos de obras conmemorativas a personajes relevantes para la Nación o –como en este caso– significativos para la artista. Las sendas que la llevaron a la abstracción, en relación a esas obras, no desmerecen a este tipo de producción temprana, más bien es esta donde se demuestra el conocimiento técnico y la sensibilidad material que la relevaron como una de las artistas más importantes del arte latinoamericano del siglo XX.

Matías Allende, Catálogo Razonado MAC, 2017.