Barrio cívico

Herrera

Su dibujo posee un rasgo personal muy fuerte, en el que fluye un trazo negro continuo que va delineando las figuras y acentuando la bidimensionalidad del cuadro. Lo anterior, junto con el uso del color de forma arbitraria, en tonos saturados y dispuestos de manera homogénea, produce un aplanamiento de la pintura. Por otra parte, Herrera Guevara pone énfasis en ciertos objetos específicos mediante las proporciones, exagerando su tamaño según importancia, como la bandera sobre el edificio, el tamaño del monumento ecuestre del General Bulnes en relación a los buses o a la base del alumbrado; y por reiteración, repitiendo, a modo de patrón irregular, ciertos elementos como ventanas, árboles y bancas, representados desde distintos puntos de vista simultáneos y contradictorios entre sí. Esto se debe, en parte, al hecho de que Herrera Guevara utilizaba reproducciones de prensa, fotografías, postales, dibujos y anotaciones hechos por él para crear de memoria una imagen compuesta por otras.

Aunque su obra no pertenece a ninguna escuela, grupo o movimiento artístico, se enmarca en la historia del arte como representante de la llamada pintura ingenua, primitiva o naif. Sin embargo, Tomás Lago acuñó un concepto particular para definir este tipo de arte en Chile, denominándola pintura instintiva o de instinto “anecdótica, realista, simbólica”, siendo lo más significativo de ella “la falta de profesionalismo y su desinterés” (Lago, 1963). Para Lago, un pionero en la recuperación de estas manifestaciones, el valor de estas obras radica en su oposición al academicismo, a las fórmulas aprendidas, a cambio de la espontaneidad y el descubrimiento de lo que se ignora, lo que le entrega un carácter profundamente moderno, fantástico e insólito.

Amalia Cross, Catálogo Razonado MAC, 2017.