Peces

Ponce

Hay en sus obras una profunda dimensión humana, al colocar la angustia y el desconsuelo en el centro de sus preocupaciones estéticas, al identificarse con una zona marcada por ciertos traumatismos, tanto físicos como espirituales, lo que revela un sentimiento ético en sus inquietudes artísticas, orientado hacia la sencillez y humildad de los más necesitados. “En su peregrinaje enseña a los niños de los barrios más pobres y muchas veces pinta en bares y tabernas para poder subsistir”. De todo ello, se infiere una postura crítica ante las realidades sociales en momentos de una profunda crisis en el ámbito de la vida nacional. Ese fue quizás su modo de expresar el desconcierto y el desasosiego de su propia realidad que no se mostraba esencialmente diferente a la que vivía el país.

Entre 1935 y 1940, etapa considerada de reafirmación de su estilo, crea obras como Rostros de Cristo y Mi prima Anita. En 1941 realiza Rostros, todas, piezas esenciales de su quehacer. Peces, conservada en el MAC, si bien su data es ilegible, es una obra que se inscribe dentro de ese estilo único que Fidelio Ponce desarrolló por estos años. Puede situarse dentro de su paleta característica, angustiosa en su color y atormentada en la fuerza de su pincelada, donde se difuminan los contornos para entablar un fuerte diálogo fondo-figura que presagia el universo visual de lo abstracto, por lo que su coterráneo camagüeyano, el crítico de arte Pavel Alejandro Barrios, lo ha considerado un precursor del Abstraccionismo en el arte cubano.

Yolanda Wood, Catálogo Razonado MAC, 2017.