Desde su representación tradicional, un territorio está compuesto por capas que establecen lo próximo y lo remoto a partir de un sujeto que se ubica en un solo punto, definiéndose todas las distancias respecto de una mirada, de un solo quien. «El cielo nace en el suelo» es un intento por acoplar esas capas y aproximarse ya no al paisaje ni al territorio, sino a la presencia y a la tierra, proponiendo un cambio a esa lógica visual y subjetivista que ha caracterizado históricamente la existencia humana.
En base a relatos familiares, imaginarios locales y fotografías de un navegador web, la artista-narradora usa sus manos como herramienta para buscar rastros del cielo en el suelo y para reunir pistas de lo que puede ser o haber sido estar en ese lugar, donde ya no vive más que su historia familiar —y la de otras y otros descendientes como ella. Nubes, brisa, tierra, arena, cobre, litio, calor, sequedad, silbidos, silencio. Cualidades atmosféricas puestas en relación para re-componer el lenguaje que no corresponde a un paisaje sino que a un lugar; más que una investigación material, una fábula sensorial mediante la cual se abre un espacio sin tiempo, pero con mucha temporalidad. Esta exposición forma parte de la creación y producción del proyecto “Piedras contenidas en montañas” proyecto financiado por el Fondo Nacional de las Culturas y las Artes (FONDART) 2024.