El mundo es redondo se compone de una serie de pinturas realizadas con técnicas tradicionales que sugieren una vuelta al taller, al boceto, al ensayo y error, como lugares donde emerge un realismo cargado hacia la nostalgia. La muestra cuenta con más de 20 pinturas de diversos formatos, en óleo sobre lino, acrílico y esmalte sintético. Esta exhibición trata de la búsqueda de un tiempo idílico en el cual la pintura era necesaria y requerida.
El recorrido está cruzado por citas a la Madonna veneciana y ciertos espacios arquitectónicos como la Grecia clásica o una ciudad contemporánea indeterminada. Hay también citas al cómic, a la historia mundial, a fenómenos sociales como la inmigración y al simple gusto por experimentar con materiales depreciados.
“Este es el resultado de varios años de trabajo sobre las posibilidades de la pintura, que en este caso también se vuelve crítica e irónica consigo misma. La pintura da vueltas en torno una urbe imaginaria, allí se reconocen diversas tribus y personajes representativos de la multiplicidad humana y parecen ser convocados al azar del paisaje arquetípico que habitan. Este paisaje se parece a cualquier ciudad contemporánea”, destaca el artista Manuel Torres.