Un jardín en ruinas, construido a partir de ripio, tierra, escombros, plástico y algunas plantas, es la metáfora propuesta por Angie Saiz para indagar en la búsqueda del lugar propio a partir de lo que se ha perdido o nunca se tuvo. La instalación también cuestiona la explotación del paisaje y la homogenización estetizante de la operación publicitaria. Mediante un work in progress la artista presenta un trabajo basado en la recuperación, recolección y cultivo, así como en el registro audiovisual y fotográfico de la acción reiterada, a lo cual se añade un soundtrack inmersivo.

El trabajo para esta obra comenzó en 2016, como parte de una residencia en nuevos medios en el Centro Digital Juan Downey (Puerto Varas). Luego de haber sufrido el robo del material, Angie Saiz hace un gesto de inflexión a partir de la pérdida total, resignificando el proyecto original y haciendo hincapié en la búsqueda rescatando, archivando y atesorando lo nuevo.