No es fácil definir la belleza. Sin embargo, podemos aproximarnos a sus primeros recintos, no para ver sus resplandeceres, sino para intuirlos. Los místicos cierran los ojos para ver mejor.
No es fácil definir la belleza. Sin embargo, podemos aproximarnos a sus primeros recintos, no para ver sus resplandeceres, sino para intuirlos. Los místicos cierran los ojos para ver mejor.