Burchard, Pablo

Santiago (Chile) 1875–1964

Begonias

Año: ca. 1930

Tipología: Pintura

Técnica: Óleo sobre madera entelada

Dimensiones: 49,5 x 40,7 cm

Nº Inventario: 1075617-0 | 020301001005534

Crédito fotográfico: © Pablo Burchard, Begonias, ca. 1930. Colección MAC, Facultad de Artes, Universidad de Chile. Fotografía: Jorge Marín

El cuadro Begonias es coherente con la sencillez y el “intimismo” que tradicionalmente la crítica contemporánea del arte chileno ha reconocido en la obra de Burchard. Representa una planta de begonia en un macetero puesto sobre un plato y este a su vez sobre el suelo o la superficie de una mesa. El motivo principal, conformado por la planta, el macetero y el plato, cubre gran parte de la composición y se ubica hacia el centro, pero cargándose un poco a la derecha. Es observado hacia abajo en un ángulo no muy pronunciado que sugiere la visión de alguien que se ha detenido a mirar la planta. La estructura del macetero produce un volumen sólido, lo mismo que el plato en el que descansa, mientras que las tres hojas de la begonia caen hacia los lados y el frente, reflejando o absorbiendo la luz. Son tres planos curvos que surten vueltos en direcciones opuestas, y en torno de los que se organiza el espacio. Los tonos rojos, anaranjados, verdes y azules sintetizan el acorde total del cuadro pero se distribuyen como si no pertenecieran a la planta, produciendo así una armonía independiente del modelo. Parecido efecto se observa entre sus componentes (plato, macetero, planta) ensamblados siguiendo un cuidadoso principio plástico formal. Mientras el plato se desplaza a la derecha, el macetero lo hace a la izquierda, generando un desequilibrio que dinamiza la composición, como si se tratara de cuerpos redondos girando en torno a sus ejes, pero sobre diferentes puntos de apoyo. Este efecto es acorde con la forma espiral en que se organizan los planos de luz y sombra sobre el gran plano tonal horizontal, iluminado por un foco en el punto preciso en que se encuentra el motivo.

Este plano horizontal en tonos azules, sobre el que se sitúan los elementos figurativos, junto con las luces y sombras curvas, limita en la parte superior con otro plano menor, que hace de fondo, en tonos terrosos, dividido a su vez en secciones de luz y sombra. El dinamismo de las formas planas curvas queda así contenido por lo estático de las formas planas rectas, y el encuentro tonal entre los dos planos genera una breve línea de horizonte. Desde un punto de esa línea surgen las hojas carnosas de la begonia, como aspas flácidas de un molino detenido. Las hojas abren secciones en la composición, fragmentando y unificando verticalmente el espacio en torno del corpus que conforma el motivo, generándose un efecto de cosmos cerrado y autónomo. Un cosmos pictórico en el que la independencia de las formas respecto de los motivos, deviene el organismo plástico que es el cuadro.

Matías Allende – Gonzalo Arqueros, Catálogo Razonado MAC, 2017.