Estructura simétrica pertenece a una etapa posterior de su trabajo, en el cual los principios del manifiesto parecen desarrollarse de manera más integral. Luego de llegar a unas composiciones cada vez más planistas y no figurativas, entre los últimos años de la década del 50 y los primeros de la década del 60, Poblete se concentra en una serie de pinturas de características análogas que casi siempre llevan por título Estructura. Se trata de composiciones resueltas integralmente por planos de color que remiten a una suerte de simetría sugerida o perdida, o resultan derechamente simétricas, como es el caso de la obra que nos convoca, que sigue un esquema especular a partir de su eje vertical. Su Estructura simétrica se compone con tres tonos de color más tres “no colores” (blanco, negro y gris, que tanta importancia tendrán en su obra posterior de los 60), con los que forma estructuras cuyos límites siguen rigurosamente una invisible red de ortogonales del cuadro (en su mayoría cuadrados y rectángulos).
A pesar de que la pintura no denota de manera explícita ningún referente naturalista, las connotaciones de su simetría podrían remitir al cuerpo humano, que solemos representarnos como una estructura simétrica natural (en líneas generales, la estructura superior negra podría remitir a la cabeza, así como las estructuras azules podrían remitir a los ejes de los hombros y las caderas). Debe tenerse en cuenta que en el campo semántico de la época, la palabra “estructura”, además de sus sentidos propiamente compositivos y arquitectónicos, viene cargada del auge que entonces ostentaba la corriente estructuralista en las humanidades y ciencias sociales.
Claudio Guerrero, Catálogo Razonado MAC, 2017.