La escena de Niños de pescadores se desarrolla en un espacio de muy poca profundidad, como si estuviera cerrado por un muro, donde el artista ha dibujado las figuras y el fondo cargándolos de negro con el lápiz litográfico. Las figuras que ha representado son las de un “buey” y los tres niños que lo cabalgan llevando cuatro grandes pescados de igual tamaño, posiblemente al hogar o quizás un punto de venta en el mercado. Por el título de la obra, parece que la escena representaría el encargo de los padres, quienes son los verdaderos pescadores. Pero también queda la duda de si son niños o niñas, o incluso si no son más bien jóvenes adolescentes que niños, los que montan al cuadrúpedo usando como pelero una red de pescar. Dos de ellos van a horcajadas junto a la cabeza del buey. El primero, lo conduce tomando sus cuernos y, el tercero, va sentado de lado en la grupa, de tal modo que podemos ver sus dos piernas, una de ellas colgando como las de sus amigos y la otra apoyada en el anca, permitiéndole tener su mano en el mentón al acodar el brazo en su rodilla con actitud melancólica. Tres pescados lo separan de los otros muchachos. El cuarto se ubica entre las piernas colgantes de ellos, mientras el animal levanta su cabeza en un gesto que pareciera quejumbroso. Sobre el fondo, su sombra repite domesticada el perfil doliente de la testuz.
Hugo Rivera-Scott, Catálogo Razonado MAC, 2017.