La fotografía Prisionero encadenado representa un pescado dispuesto de manera vertical, erguido sobre su cola en una tabla de madera sobre una columna. El animal ya muerto se encuentra encadenado a la madera, donde además su cuerpo es atravesado por tres clavos sangrantes. En términos técnicos, la fotografía es un revelado de “alta acutancia” (alto grado de nitidez generado por un alto grado en el contraste), con un grano muy fino, generando un mayor efecto de nitidez en los detalles y las texturas.
La imagen se encuentra delimitada por un plano cerrado, a ras del suelo, donde en el costado izquierdo se encuentra el pescado, preso y agónico, mientras que en el otro lado de la superficie, en segundo plano, se esboza la parte delantera de un automóvil. No es casual que sea un pez muerto el prisionero, ni que la fotografía sea tomada a nivel del piso. El pez, dentro del universo marino, es el más humilde habitante del mar; es un comentario sobre el padecimiento de la represión social en Chile, sobre los torturados, exiliados y detenidos desaparecidos. Es la violencia de Estado, es el ser humano –sin distinción ideológica– quien sufre; son las carnes, la sangre, escamas y cicatrices las que quedan. Una huella traumática que se padece, expresiva y doliente.
Montserrat Rojas, Catálogo Razonado MAC, 2017.