Gurvich, José

Jieznas (Lituania) 1927 – Nueva York (Estados Unidos) 1974

Sin título

Año: 1961

Tipología: Pintura

Técnica: Óleo sobre tela (arpillera o lino yute)

Dimensiones: 177 × 100 cm

Nº Inventario: 6545

Crédito fotográfico: © José Gurvich, Sin título, 1961. Colección MAC, Facultad de Artes, Universidad de Chile. Fotografía: Martín Jara

En este óleo encontramos no solamente una silueta antropomórfica que pone límites a la estructura general, sino además, el fuerte protagonismo formal de uno de sus componentes internos: la espiral logarítmica. Esta construcción geométrica marca el punto original (en el sentido de “origen”, de punto germinal) a partir del cual se va desenvolviendo circularmente toda una vasta zona de la pintura. La continuidad infinita que potencialmente posee la espiral es un símbolo vital que introduce una nota dinámica en el orden ortogonal del constructivismo, al tiempo que deja entrever sus connotaciones cósmicas. Este símbolo se vuelve a encontrar en varias obras de Gurvich, aunque en esta debe destacarse la posición del punto de partida de la espiral ubicado aproximadamente en una medida áurea dentro del cuerpo central, pero también en una medida áurea con relación a los límites del propio cuadro. El signo “corazón” no está presente –como sí lo están el triángulo y el pez– entre los elementos incluidos en el origen, pero su presencia puede considerarse implícita en la posición relativa de ese origen dentro del cuerpo del megasigno Hombre, que correspondería al lugar excéntrico de las emociones. No es extraña esta correspondencia de determinadas zonas de la figura humana con ciertas categorías espirituales, como “inteligencia”, “amor”, “poder de vida”, “voluntad”, etc. Una correspondencia de este tipo, estratificando dichas categorías en un esquema corporal, se encuentra en un dibujo de Gurvich titulado Séneca (1954) –en homenaje a la moral estoica–, el cual puede considerarse un antecedente ideográfico de esta obra.

Los dos signos que se encuentran aislados, a izquierda uno y derecha el otro, en la parte superior del cuadro, son signos cósmicos referidos al sol y la luna –el esquema se reitera en idéntica forma en la pintura de Gurvich Hombre construido en espiral (1960)– que sitúan al megasigno Hombre en un contexto abstracto-sideral, en consonancia con la unidad universalista (una forma de monismo filosófico) propia de la doctrina constructivista.

Gabriel Peluffo, Catálogo Razonado MAC, 2017.