Ayer despedimos con mucho pesar a la gran Roser Bru (1923-2021).

Hoy la recordamos con una obra muy querida en nuestra colección: “Cal, Cal Viva” (1978).

“Desde 1974 la memoria me ha ido socavando. Todo se me ha hecho memoria, pasado o futuro, es la usura del tiempo encima nuestro”, contaba la artista, que en este periodo comenzó una producción de obra en torno a reflexiones universales sobre la violencia y el terror.

El soporte de “Cal, Cal Viva” es una tela clavada sobre una madera aglomerada, intervenida con pintura al óleo, pero también con papeles diversos y cinta adhesiva. En la parte superior se han pegado fotocopias de nueve retratos. Entre otros escritos en la obra aparece con un leve trazo “Lonquén 1978”.

Esta obra se origina luego del descubrimiento en aquel año de una fosa común en una mina de cal en Lonquén, con los restos de 15 campesinos detenidos, asesinados y hechos desaparecer durante la dictadura militar. Los retratos que aparecen, refieren a los retratos que los familiares de estos detenidos portaban, denunciando su desaparición.

En la parte inferior de la obra, la definición de cal, describe la reacción química de este elemento que cuando entra en contacto con agua se vuelve cáustico, “cal viva”, para luego hidratarse y apagarse. En ambos casos, son metáforas en torno al cuerpo, la desaparición, la violencia y la memoria.

Fuente: Catálogo Razonado. Colección MAC.

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