Silla en el jardín

Silla en el jardín

Silla en el jardín, pintura que guarda la Colección del MAC, corresponde a un motivo recurrente dentro de las anécdotas mínimas que caracterizan la obra de Cristi. En el rincón de un jardín, sobre un suelo que aparenta ser de tierra o gravilla, vemos en contrapicado una silla plegable abierta en dirección oblicua hacia nosotros que ocupa buena parte de la mitad izquierda del cuadro y aun se nos escapa una porción de ella por el margen. A la derecha y al fondo, plantas de diversos tipos y tamaños advierten que este puede ser solo el fragmento de un frondoso jardín. Entre los pies de la silla, desde el límite inferior del cuadro, surge la figura de un gato de espaldas que se encuentra sentado sobre sus cuartos traseros, el resto del cuerpo erguido y la cabeza levemente gacha hacia la izquierda; el que no veamos el rostro del gato, y que apenas podamos suponer una expresión por su pose, acentúa el carácter mínimo de la anécdota a la vez que introduce cierta tensión de aquello que no vemos, de algo oculto, cuando el resto del cuadro no muestra misterio alguno. Como diría el pintor Sergio Montecino (1967): “Sus figuras, hombres o mujeres, son simplemente como bocetos. Sus composiciones con paisajes o frutas, sus escenas de interiores son plenas de misterio, porque la sombra que arrojan sus luces en medio de las hoquedades [sic] que dejan las estructuras de los cuerpos sólidos, por ejemplo una osamenta de animal, o una silla antigua o un fonógrafo olvidado en algún desván, son elementos solitarios que precisamente por su soledad se llenan de sugerencias, misterio y poéticos acentos”.

Claudio Guerrero, Catálogo Razonado MAC, 2017.

Paisaje

Paisaje

Paisaje (Composición), pintura que guarda la Colección del MAC, ha sido fechada por la propia artista en los meses que siguieron al golpe de Estado de 1973. Se trata de un cuadro construido a través de gruesas pinceladas en una compleja gama de colores que aporta cierto grado de irrealidad al exuberante motivo. En primer plano, frondosos árboles de diversa especie flanquean un suelo cubierto de pasto. Más atrás, hacia la izquierda observamos alguna clase de construcción, mientras que hacia la derecha continúan los árboles y, al medio, un cielo oscuro y cálido que contrasta con la gama que prima en el resto del cuadro.

No hay en la pintura un afán descriptivo ni pintoresco. El lugar no presenta ninguna característica que nos permita reconocerlo ni valorar su particularidad y, con cierto esfuerzo, apenas podríamos aventurar a qué especie pertenecen los árboles. Esta suerte de indeterminación en que la pintura deja al motivo resulta característica del acercamiento de Cristi al paisaje, en el que abundan intrascendentes rincones de un patio o fragmentos desprovistos de grandeza de un exterior rural.

Lo que otorga unidad a la pintura es su afirmación como una realidad autovalente que no entrega mayor explicación ni regla para el modo en que ha sido traducido el referente externo o el modo en que se ha compuesto la disposición de formas y colores que vemos. El espectador debe recurrir a sus propias proyecciones subjetivas si desea otorgar un significado al cuadro, como quien podría interpretar en este Paisaje (Composición) el reflejo de una emoción apesadumbrada, un oscuro misterio o el fruto de un mal presagio.

Claudio Guerrero, Catálogo Razonado MAC, 2017.