El formato cuadrado de esta obra es contrastado por las figuras circulares de su interior, que remiten a formaciones geológicas de un paisaje cordillerano y volcánico. En un corte transversal se deja ver la composición interior de ese paisaje, la lava aparece en manchas de tonos rojos, anaranjados y fucsias, las rocas en verdes oscuros y negros, mientras que el tono de azul corresponde al mineral lapislázuli. El interés de Antúnez por pintar el paisaje se inicia en 1953, cuando regresó a Chile desde Nueva York, y desde ese momento su obra cambió de rumbo para abordar la geografía y la identidad cultural que definen una imagen poética. En palabras del artista: “Pinté desde entonces cordilleras, volcanes, donde se refleja un trozo de cielo azul en el agua. Pinté el norte y el sur, una visión de lo que es Chile. Cortes de los Andes en donde aparece el lapislázuli”(Antúnez, 1988, p. 36), como es el caso de Siete volcanes.
Esta obra fue pintada durante su período de dirección del MAC (1962–1964), en una pequeña oficina lateral que utilizaba de taller en el edificio Partenón de la Quinta Normal. Fue exhibida por primera vez en la exposición Arte actual de América y España organizada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en mayo de 1963. Esta exposición fue muy importante por la cantidad de artistas convocados y polémica por ser una exposición organizada y auspiciada por el gobierno autoritario de Francisco Franco.
Amalia Cross, Catálogo Razonado MAC, 2017.